Des-Tapa2 Por El Mundo (Parte II): o como no perderse en el camino, y volver enteros
Y como lo prometido es deuda, continuamos el espectáculo:
Y esa noche nos perdemos por el Trastevere, y bien que nos perdimos. Según el mapa ya estabamos en el barrio pero no veíamos nada de lo que tanto nos habían hablado, ese lugar bohemio con múltiples locales con encanto, tiendas y demás. Vamos que lo que esperabamos era algo similar a Malasaña o el barrio de Las Letras, por no decir Montmartre. Finalmente lo encontramos y es cierto que tiene encanto y los locales están fenomenal, pero no deja de ser más allá de tres o cuatro calles.
Estaba atestado de gente y nos costó encontrar un sitio donde sentarnos, queríamos estar en una terraza aunque fuera el mes de Enero y el frío aterrador que calaba, pero con las setas de calor nos era más que suficiente para caldearnos. Un par de cervezas después decidimos ir a cenar y tras una par de vueltas, decidimos entrar en un restaurante que tenía muy buena pinta, no nos equivocamos lo más mínimo.
Aunque estaba lleno, no tardaron en darnos una mesa y al darse cuenta que somos españoles, llamaron a un camarero que sabía hablar castellano... , o más bien chapurrearlo. Decir que durante todo el viaje, excepto un pequeño local cercano al coliseum (confundir cerveza con café tiene delito maripili), en el resto, el trato del personal fue siempre muy bueno y dispuestos a recomendarnos en todo momento.
Así que dejandonos aconsejar y decididos a darnos un capricho, encargamos los platos. Aquí tenemos un problema, entre las vueltas que dimos hasta encontrar el barrio y las dos cervezas que llevabamos, algunos platos no los recordamos demasiado bien, pero si tenemos el buen recuerdo de cenar estupendamente.
Me viene el sabor de esa alcachofa cocida a fuego lento, muy típica por lo visto de la región del Lacio, sin más condimento y preparación que su propio jugo. Estaba buena, se notaba que era materia prima de calidad y el sabor era auténtico; pero acostumbrados a la forma que tenemos de comerla aquí, quizá un poco sosa en conjunto. También nos deleitamos con una ensalada de burrata, distintos tipos de lechuga y tomate; productos buenos, sobre todo el queso, hacían un buen conjunto y el resultado final era más que recomendable.
Llegamos al plato estrella, también es muy típico de la región el cerdo, y nos explicaron que se cocinaba durante horas a fuego lento para luego terminar a temperatura máxima para "churruscar" la piel y que cogiera forma de corteza. ¡¡¡¡Riquísimo!!!!, se deshacía en la boca, y junto al "crunch" de la piel, en boca como dicen los supuestos entendidos era espectacular.
Van a perdonarnos no entrar en más detalle sobre este restaurante, y mira que nos da rabía porque es muy recomendable (quizá algo elevado el precio), pero el momento gastronómico nos teletransporto en miles de sensaciones, además que por esa época la idea del blog no tenía ni las letras.
¡¡Ave, Caesar, morituri te salutant!! No, no me he vuelto loco ni me quedé prendido de la experiencia gastronómica de la noche anterior; ya estamos en el Coliseum convertidos en gladiadores, pero se quedo en nada más que una ilusión, pensabamos que podríamos bajar a la arena y ver más detalles de todo lo que debe esconder ese lugar histórico, pero no fue más que eso.
Por cierto, siempre lo hemos conocido como Coliseum o Coliseo, pero su nombre auténtico es Anfiteatro Flavio, por la dinastía Flavia de emperadores, los que ordenaron su construcción. Posteriormente cambio de denominación debido a una estatua cercana: El Coloso de Nerón, que no llegó hasta nuestros días. No entraré en los motivos de porque ésta y otras construcciones romanas no siguen en pie, solo mencionar que la codicia y ansias de poder de cierto "gobernante" hicieron que muchos monumentos no llegáran hasta nuestros días.
Nos recomendaron contratar guía y así lo hicimos, y además de lo anteriormente comentado, descubrimos que aquella historia que todos conocemos de luchas sangrientas a muerte no eran tan habituales como creemos, aunque yo sigo pensando que no es más que una forma de tratar de quitar la leyenda negra del lugar. Cuando el rio suena, sauna lleva.
Después de toda la mañana recorriendo el Coliseo, hacernos mil y una foto, mancharme de barro, y conquistar a unas "guiris", decidimos que ya era hora de comer. En los alrededores no hay demasiados sitios, y los más cercanos ibamos a pagar la novatada, por lo que decidimos adentrarnos un poco más por las callejuelas. ¡¡Error!!, dimos más vueltas que una peonza en mis manos.
Tenía el recuerdo de Florencia de los bocadillos de All´Antico Vinaio (eso si que era Mortadela señores, eso si que eran bocadillos), y quería que probaramos en Roma, no hay comparación. Entramos en un local donde además de bocadillos, tenían platos de pasta y guisos medio preparados. Nos decantamos por unos espaguetti con ragú y pollo a la brasa.
Tenía buen sabor pero no destacable, la pasta demasiado cocida (sacrilegio mortal en Italia), y el pollo quizá demasiado braseado. Pero veníamos de ser gladiadores frustrados, y el hambre atacaba las papilas gustativas.
Seguimos nuestro periplo romano, buscando las termas de Caracalla (maravillosas, increíbles, espectaculares... , no, no entramos, nos timaron con el horario), no sin antes pasar por el circo romano.
No recuerdo si fue esa misma tarde-noche o la anterior, que perdidos por el barrio Judío buscando la fuente las ranas, decidimos pedir un cafe para llevar en uno de los tantos locales Kosher que nos encontrabamos. Nos llamo mucho la atención que en el mismo lugar era cafetería-pastelería y al otro lado estanco, además de los pinchos con forma de mariquitas y pingüinos.
Al ser la última noche y de todo el cansancio acumulado (ahorré muchos detalles de todo lo que vimos, andamos, y descubrimos; fueron cuatro días pero bien podrían haber sido el doble), decidimos volver a cenar en el restaurante al lado del hotel.
Como era de esperar, volvimos a pedir la Birra Moretti y nos dejamos aconsejar un poco más por la indecisión que teníamos, además de por las prisas que parecía tener el camarero en tomarnos nota.
De entrada (Antipasti) un plato de "mariscos y pescados" a la italiana que se componía de una especie de mejillones tigre pero más crujientes y el molusco entero (ricos), boquerones "fritos" en un rebozado más grueso que el pan que solemos usar aquí (sosos), "boquerones en vinagre" (poco macerados y también sosos), dos tipos de ensalada similares a un salpicón, y salmón marinado (soso también). Todo acompañado de un bol con salsa de tomate riquísima (si que saben hacer una buena salsa de tomate) ligeramente picante y creo recordar con mejillones. Quizá para los romanos puede ser un plato muy rico (nos lo recomendó), pero acostumbrados al trato que tenemos aquí a los pescados y mariscos, se nos quedó falto de sabor.
Como plato principal un risotto de marisco, cremoso, rico, sabroso, se deshacía en la boca... , y unos espaguetti con almejas, al dente, el toque justo de ajo, las almejas grandes y ricas... . Escribir esta entrada se está convirtiendo en un ejercicio de contención tremendo para evitar coger el primer vuelo a Roma y volver a comer todo lo que comimos y lo que nos faltó.
Porque si, hasta ahora no hemos nombrado en ningún momento los helados, y tiene delito pero nos volvimos sin probarlos. Hacía mucho frío, no soy muy fan de los helados, y realmente no nos apeteció. Por eso y por otras muchas razones, ¡¡¡¡volverémos!!!!
En cuanto a precios, se mantiene en el mismo nivel que cualquier otra ciudad europea, donde al final lo más caro es la bebida si lo comparamos con España (demasiado baratas son las bebidas alcohólicas), por la calidad si buscas y sabes elegir puedes comer muy bien a muy buen precio, exceptuando el restaurante del Trastevere (lo sabíamos, queríamos el capricho, y el lugar se paga).
Perdonen que les disculpemos la falta de exactitud en algunos platos y lugares, como dije anteriormente la idea de todo esto por esas fechas aún no rondaba y ya han pasado meses desde la visita, pero prometemos volver para poder dar todo tipo de detalles sin que se nos escape nada (apenas se nota que volveríamos mañana).
Y ahora, si la audiencia me lo permite (dejadnos aunque sea un "me gusta" para alimentar nuestro ego leonido), quiero dejar escrito por aquí algo que mi compañero de aventuras sabe, porque aunque las palabras se las lleve el viento, lo escrito permanece.
Gracias por éste viaje, fue el primero de muchos que han venido y que vendrán (aunque ahora se nos haya chafado el próximo destino, pero encontraremos otro mejor). Descubrir que viajar contigo es así, fue una de las mejores sorpresas que me podía llevar, no solo por lo divertido si no por lo fácil que es compartir contigo, lo haces todo bonito y viajaria hasta el infinito y más allá. Nuestra próxima aventura está apunto de comenzar, el primer día del viaje está por llegar, y se que sabes leer entre líneas, no puedo tener más ganas de despegar. Sílbame.
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